Galopando en su caballo por las tierras negras
Busca una orilla donde descansar,
Va a la ribera del río más cercano y amarra su caballo a un
viejo árbol,
Toma agua del río y la pone a calentar,
Para comer, saca su pan
Prende fuego, la tarde era helada,
Busca leños para mantener
su fogata
La noche cae y con ella las luces de las estrellas llenan el
valle,
Sólo con su caballo el hombre, come sin penares
A lo lejos escucha el aullar de lobos,
Se impacienta, era su primera noche solo
Los ruidos del agua incluso le sonaban lúgubres,
El cantar de los Tue- Tue sonaba en todo ese cruce
De pronto el fuego se apagó, los sonidos de la noche
aumentaron considerablemente
La bulla del silencio hizo pasar a nuestro personaje
millones de cuentos
Desde un asesino de pies a cabeza, hasta un tuerto
Con miedo tendió su tienda, rápido y a tientas
Durante la noche soñó mil maldades
Desde vacas voladoras hasta gatos ladrantes
Los asesinos estaban a la borda del día
Y los buenos eran más raros que mosca en invierno
Exaltado despertó, miró su reloj, recién eran las dos,
Se calló para oír su corazón, debieron haber escuchado como
sonaba ese motor
Otro ruido irrumpió en la noche, una bala, si eso era una
bala
Se abrazó a su almohada y quiso dormir, nada, nada
Cuando creía que su miedo no podía ser superado
El alma se le puso en un hilo con el relinchar de un caballo
Miró su reloj, eran las dos
Del río millones de seres parecían emerger
Desde horripilantes monstruos hasta ciempiés
La tierra temblaba y el aire sonaba al ser cortado por la
delgada carpa
Y de repente otro sonido, otro disparo al aire lanzado
Ya no podía más del horror, miró su reloj, seguían siendo
las dos
De un momento a otro todo se aclaró, del este salió el sol,
Los jilgueros comenzaron a cantar y todo volvió a su cauce
natural,
Todo fue un sueño, pensó
Miro su reloj…
… Aún eran las dos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario