En un oscuro lugar se haya oculto
Son setenta las llaves que lo
entierran
En él hay deseos, sentimientos,
poemas
Amores, nostalgias, angustias y
penas
Como un huracán de sentimientos
potentes
Es sólo el guardián de un alma candente
Su joven madera resguarda en
silencio
El cruel despertar de un hombre
maltrecho
Pero sigue estando cerrado…
¿Qué cruel sentimiento aquel roble
labrado
En sus adentros mantiene
encerrado?
¿Qué ser humano, tan mal se
encontraba,
Que ocultar su sentir, su tragedia
calmaba?
¿Cómo admitir tan cruel renuncio
Por su alma calmar por pocos
segundos?
Pero sigue estando cerrado…
Y ¿qué si lo abro, si dejo que
explose?
¿Será ilusión o sentimientos
deformes?
Temer y llorar, sufrir y admitir
Que el cofre vomita todo su sentir
Pero sigue estando cerrado…
¡Qué miedo acercarse! ¡Qué miedo
tocarlo!
Es su maldición la que crea el
espanto
Mas soy muy curioso, me acerco
silente
Las llaves se abren, se siente, se
siente
Toco superficie, le veo vibrar
El cofre de pronto comienza a temblar
Vomita sentires, penares, amores
Que llegan a mí como tristes
canciones
Y ya no está cerrado…
En este momento no puedo alejarme
Recibí de aquel cofre dolores quemantes
Mi alma es ceniza, mi cuerpo es
prestado
Mis ojos la luz de la vida cesaron
Yo sigo mi vida, sufriendo en
silencio
Sonrío por fuera, por dentro me
muero
Mi mundo exterior se vuelve
importante
Mi ego se esfuma cual humo
hilarante
Ya nada me queda, idiota destino
De curiosidad tal cual un minino
Caí en el fondo de un pozo gigante
A mi soledad me entrego incansable
¡Qué cruel agonía la que ahora yo
siento!
Pues vivo y no vivo, me siento tan
muerto
Extremo inocente, olvido
impactante
Me apago en silencio y no es
importante
No es importante, ya no está
cerrado…
No es importante morirme de amor
Tampoco sentir tan cruel decepción
Me caigo al abismo, no quiero
volver
Me arrepiento de todo…
… sin dejar de querer.