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Saludos

Otag Wolley

martes, 24 de abril de 2012

La Rosa


Era una rosa, una simple y humilde rosa que no destacaba
Era una flor, perfecta, serena, tranquila, sólo una flor…

El rubí de su tinte brillando con fuerza si el sol le tocaba
Y si te acercabas, se olía un hermoso aroma y fragancia
No era la única mas era especial, era tan roja que hacía soñar

El mundo entero no tenía registros de su fragancia
Era sólo una, una flor cualquiera, ninguna importancia
Era tan tierna, sin serlo tan humana, tan preciosa
Hacía creer que en este mundo faltaban las rosas

Un día cualquiera, el rol del humano quiso aparecer
Una niña serena, sus ojos posaron sobre el rosal aquel
Observando tranquila, de todas las flores ésta eligió
Mirando a su padre “dame esa rosa” le suplicó

El padre consciente, sabiendo lo terrible de semejante tarea
Le dijo a la niña, que ese rosal tocar no debiera
“las flores son seres, tal cual nosotros, éstas perduran
Si las cortas del tallo, le quitas la vida, también su hermosura”.

La niña no transa, le dice que esa flor hecha está para ella
Su hermosa fragancia, debiese aromar su pieza pequeña
El padre insiste y dice a la niña que el olor de las flores
Del corte perduran, mas sólo por unos momentos veloces

“No habría manera, de mantener la fragancia intacta
No cortes la flor, que con su aroma la vida ella pacta
Parece un error, e hija te digo, no me da lo mismo
Pues esta flor, entrega realmente un aroma distinto”

“No quiero escucharte, bastante me dices, bastante me hablas
Sé que no es mucho, no sé porque, por tan poco, te impactas
No te intereso, no eres capaz de una flor regalarme
Si fueras mi madre, seguro podrías muy bien halagarme”

El hombre dolido, pensando en aquello que la niña dijera
Botó sus instintos y cortó la flor para aquella doncella
La niña contenta, abrazó a su padre y olió esa rosa
Después de unos días, marchita la pobre, la botó “por hedionda”

Y es que era una flor, una humilde y triste flor en la basura
Que asesinada se va, marchita la pobre también su dulzura
Anhelaba su hogar, junto a sus hermanas que allí se quedaron
Destino fatal, morir por el deseo superficial del ser humano.

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