Lágrima candente que se estrella
con mi cara
Piélago de ilusiones, amores y
serenatas
Sentencia eterna de un diminuto
juez
Que se escapa de las reglas
Del dolor y del querer.
Insípido manjar, ambrosía sin
gracia
Oculto en el desván, esperando la
revancha
Empolvándose del tiempo,
Sepultándose en la edad
Evitando movimientos
Y ganando soledad
Camisa holgada que ajustada
terminó
Comida evaporada, tal cual la
razón
Camino en la acera sin rumbo, dirección
Comino que no aliña ni entrega más
sazón
Sin embargo, siendo tanto y siendo
nada a la vez
Es un arma indescriptible, un
refugio del saber
Pues sólo pocos se le escapan,
casi siempre gana él
Ya que el recuerdo es frágil y él
lo sabe deshacer.
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