Era una rosa, una simple y humilde
rosa que no destacaba
Era una flor, perfecta, serena,
tranquila, sólo una flor…
El rubí de su tinte brillando con
fuerza si el sol le tocaba
Y si te acercabas, se olía un
hermoso aroma y fragancia
No era la única mas era especial,
era tan roja que hacía soñar
El mundo entero no tenía registros
de su fragancia
Era sólo una, una flor cualquiera,
ninguna importancia
Era tan tierna, sin serlo tan
humana, tan preciosa
Hacía creer que en este mundo
faltaban las rosas
Un día cualquiera, el rol del
humano quiso aparecer
Una niña serena, sus ojos posaron
sobre el rosal aquel
Observando tranquila, de todas las
flores ésta eligió
Mirando a su padre “dame esa rosa”
le suplicó
El padre consciente, sabiendo lo
terrible de semejante tarea
Le dijo a la niña, que ese rosal
tocar no debiera
“las flores son seres, tal cual
nosotros, éstas perduran
Si las cortas del tallo, le quitas
la vida, también su hermosura”.
La niña no transa, le dice que esa
flor hecha está para ella
Su hermosa fragancia, debiese
aromar su pieza pequeña
El padre insiste y dice a la niña
que el olor de las flores
Del corte perduran, mas sólo por
unos momentos veloces
“No habría manera, de mantener la
fragancia intacta
No cortes la flor, que con su
aroma la vida ella pacta
Parece un error, e hija te digo,
no me da lo mismo
Pues esta flor, entrega realmente un
aroma distinto”
“No quiero escucharte, bastante
me dices, bastante me hablas
Sé que no es mucho, no sé porque,
por tan poco, te impactas
No te intereso, no eres capaz de
una flor regalarme
Si fueras mi madre, seguro
podrías muy bien halagarme”
El hombre dolido, pensando en
aquello que la niña dijera
Botó sus instintos y cortó la flor
para aquella doncella
La niña contenta, abrazó a su
padre y olió esa rosa
Después de unos días, marchita la
pobre, la botó “por hedionda”
Y es que era una flor, una humilde
y triste flor en la basura
Que asesinada se va, marchita la
pobre también su dulzura
Anhelaba su hogar, junto a sus
hermanas que allí se quedaron
Destino fatal, morir por el deseo
superficial del ser humano.